En épocas en las que los Estados están discutiendo cómo encarar la transición energética de los próximos años, el litio aparece como uno de los recursos más preciados. Al mirar los casos regionales, la experiencia de Bolivia aparece como la más exitosa.
Para la década del '70, el país andino tenía en claro que el Salar de Uyuni era un gran reservorio de litio. Por eso, 20 años más tarde, frenó el intento de la minera estadounidense, Livent Corporation, de desembarcar en ese país e inaugurar su exploración. El proceso continuó y, en 2008, el entonces presidente Evo Morales firmó un decreto que trazaría el camino para la industrialización, una decisión que fue de avanzada en todo el continente.
"En aquel momento teníamos información de que venía un proceso de fabricación de baterías que podría sustituir a los combustibles fósiles", analizó en diálogo con El Destape el ex ministro de Minería y Metalurgia durante los años de Evo, Alberto Echazú. Contó que para 2008, dos años después de la asunción de Evo, en el Salar de Uyuni no había "absolutamente nada", solo el deseo de aprovechar esas enormes reservas del mineral. Según los últimos estudios de U.S. Geological Survey, Mineral Commodity Summaries, Bolivia es el país que tiene mayores recursos de litio, un 24 por ciento del total mundial. Sin embargo, si se tienen en cuenta los países que lo producen, Bolivia no aparece entre los primeros del ranking.
Una estrategia de tres etapas El mismo movimiento campesino que en la década de los '90 frenó la avanzada de la minera estadounidense fue el que al inicio del gobierno de Evo le presentó una propuesta para que el Estado industrializara los recursos evaporíticos del Salar de Uyuni.
La Federación Regional Única de Trabajadores Campesinos del Sudoeste Potosino (FRUTCAS) presentó al Gobierno un plan que preveía la producción de carbonato de litio y cloruro de potasio en manos de una empresa de propiedad cien por ciento estatal. La idea fue asumida como política de Estado y se enmarcó en el Plan Nacional de Desarrollo aprobado en 2006. Dos años más tarde, después de que en el marco de ese plan el Estado recuperara las facultades productivas de la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL), Evo promulgó un decreto que declaró como prioridad nacional el Plan de Industrialización de los Recursos Evaporíticos del Salar de Uyuni.
"El decreto que firmó Evo en 2008 prohibió el sistema de concesiones en lo que tiene que ver con el litio y dejó la explotación de ese recurso únicamente en propiedad y en empresas del Estado", explicó Echazú.
Este punto es importante porque marca una de las mayores diferencias con los casos regionales: desde un inicio en Bolivia el trabajo sobre el litio siempre fue exclusividad del Estado, de alguna manera siempre fue un recurso nacional. Distinto es, por ejemplo, en el caso argentino o mexicano donde ya hay empresas operando y para recuperar soberanía sobre el mineral ambos países trabajan en marcos regulatorios que apunten a una nacionalización o a un sistema mixto. "El proyecto nuestro empezó con una soberanía y propiedad plena no de un solo salar sino de todos los salares, salinas y lagunas por parte del estado y su explotación directa a través de una empresa estatal", explicó Echazú. (...)
Hay un punto crucial en el caso del litio que permite trazar diferencias con los casos regionales y es que este mineral siempre fue un recurso en manos del Estado. A diferencia, por ejemplo, del emblemático caso del gas en Bolivia que Evo lo nacionalizó por decreto e invirtió la ecuación haciendo que las empresas privadas pasaran a tener una participación del 20 por ciento frente a un 80 que tienen las del Estado, en el caso del "oro blanco" no hubo que desandar ese camino.
En Argentina la situación es diferente. El primer punto es que, con la reforma de la Constitución en 1994, son las provincias las que tienen la administración de sus recursos naturales y desde esa misma época algunas, como Catamarca, tienen presencia de mineras extranjeras. Según afirmó Bianca Coleffi en ARGMedios, Argentina produce 19 millones de toneladas de litio pero sólo se queda con el 3 por ciento de las ganancias, que pertenecen a las arcas provinciales.
El panorama argentino es entonces más parecido al caso mexicano. Si bien este año consideró al litio como un recurso nacional estratégico y creó un ente autónomo para que se ocupe de él, el país del Norte tiene a las empresas Ganfeng Lithium (China) y Bacanora Lithium (anglo-canadiense) explorando el mineral. eldestape