Los buques de guerra de EE. UU. podrían beneficiarse pronto de un uso gratuito y prioritario del Canal de Panamá, pero aún queda mucho camino por recorrer antes de que se resuelvan las tensiones en uno de los pasos comerciales más importantes del mundo.
El valor estratégico de Panamá - para EE. UU. y muchas otras naciones navieras - se debe a su canal de 82 kilómetros, que permite a los barcos pasar con facilidad entre los océanos Pacífico y Atlántico sin necesidad de descargar o tener que bordear Sudamérica.
El canal ha vuelto al centro de atención desde el regreso de Donald Trump como presidente de EE. UU., en el mes de enero. Trump se opone al creciente poder de China en la región y ha hablado en repetidas ocasiones sobre la necesidad de "recuperar” el canal, que EE. UU. cedió a Panamá en 1999. No ha descartado una invasión militar para lograr ese objetivo.
En medio de la tensión causada por la retórica de Trump, el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, se reunió esta semana con el presidente panameño, José Raúl Mulino, para reforzar las relaciones. El comunicado conjunto que publicaron el miércoles (9.4.2025) tenía un tono amistoso, pero aún quedan puntos conflictivos.
La soberanía del canal, un punto de fricción histórico
EE. UU. construyó el Canal de Panamá entre 1904 y 1914, creando una vía acuática entre las costas pacífica y caribeña del país. Esto permitió a los buques estadounidenses —incluidos los navales— transitar fácilmente entre los dos océanos.
Las negociaciones para devolver el control del canal a Panamá comenzaron bajo la administración de Kennedy en los años 60, y continuaron con presidentes demócratas y republicanos, hasta que Jimmy Carter firmó los tratados con el líder nacionalista panameño Omar Torrijos en 1977. Esos tratados establecieron que Panamá tomaría el control del canal el 31 de diciembre de 1999, bajo la condición de que operara de forma neutral. Al contrario de lo que afirma Trump, el canal no fue regalado a los panameños, ni está controlado por China.
Posibilidad de una intervención militar
Pero China sí tiene influencia en el canal: es el segundo mayor usuario después de EE. UU., y empresas chinas operan puertos en ambos extremos. ----- Eso preocupa a EE. UU., especialmente a la beligerante administración de Trump. El presidente ha sido claro en su intención de neutralizar la creciente influencia de China en el mundo, como lo demuestra su nueva guerra comercial transpacífica. Aunque Hegseth dijo que la seguridad de EE. UU. se garantizaría mediante una asociación con Panamá, Trump no ha dejado de insinuar la posibilidad de una intervención militar para recuperar el canal.
Jorge Heine, exembajador de Chile en China y experto en relaciones internacionales en la Universidad de Boston, cree poco probable que un EE. UU. liderado por Trump llegue a ese extremo. "El presidente Trump combina una retórica que, a veces, puede sonar extremadamente agresiva”, subraya a DW. "Pero, al mismo tiempo, ha dado a entender que realmente no está interesado en ser belicista, ni en desplegar fuerzas militares estadounidenses de manera tan agresiva como algunos de sus predecesores”, valora Heine.
DW / (gg/ms)