Pese a la acumulación de 17 meses con superávit fiscal y al acuerdo con el FMI, el mercado sigue dando señales de desconfianza. Críticas al plan de Milei. Si de algo se ha jactado hasta ahora Javier Milei es de haber logrado que la población comprendiera la importancia del equilibrio fiscal y de cómo hay una relación entre el desfinanciamiento del gasto público y el alza de los precios en el supermercado. Sin embargo, en las últimas semanas empezaron a surgir cuestionamientos que apuntan, justamente, al centro de su discurso: cada vez más economistas dicen que con el superávit fiscal no alcanza.
Esas críticas podrían constituir un peligro político para el presidente, que en plena campaña electoral para las legislativas de octubre se propone profundizar la "motosierra" con el objetivo de asegurarse un superávit de 1,6% del PBI a fin de año.
Será un test para ver si la tolerancia social al ajuste del gasto público se mantiene tan elevada como hasta ahora han mostrado las encuestas de opinión pública. Por lo pronto, en la oposición creen que la lentitud -y disparidad- en la recuperación del consumo, así como el empeoramiento de los datos de empleo harán de contrapeso al alivio por la caída inflacionaria.
Y en el mercado financiero también se escuchan críticas, sobre todo por la tendencia del gobierno a asignarle al superávit fiscal una especie de "superpoder" que le permite neutralizar los efectos nocivos del déficit en cuenta corriente o de la incapacidad para acumular reservas que no procedan del "carry trade".